Apenas son las 7 de la mañana. En un rato amanecerá y todo estará preparado para apretar el disparador de la cámara. Como días atrás nos acostamos acompañados por la lluvia y nos hemos levantamos cubiertos por un manto gris sobre nuestras cabezas que no nos ha dejado ver el amanecer en todo su esplendor. La pereza aún ha sido mayor cuando he sido consciente de ello al abrir la ventana, pero este año no quería que se me escapara la oportunidad de participar en un proyecto en el que sabía que estaría, de alguna forma, acompañada por muchos.
Hemos cogido la cámara, el trípode y el paraguas y hemos ido a por una baguette y dos croissants para desayunar. El ambiente en la calle no era especialmente alegre, no había mucho tiempo para andar con paseos, así que para este primer despertar uno de los momentos más habituales y típicos de las mañanas Parisínas, un café con pan y bollería calentitos escuchando caer la lluvia contra los cristales de las ventanas.
¡¡Buenos días a todos!!
me encanta la foto!!
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